Comentario
Dos son las regiones en las que se centran las principales creaciones de la arquitectura románica: Apulia y Sicilia. Junto a estos edificios, que presentan formas más o menos puras, existen muchos otros que no podemos considerar en este capítulo, pues corresponden a la arquitectura propiamente bizantina.
Con la conquista de Bari por los normandos se pone fin al dominio bizantino en Italia. A lo largo del XII se construirá la gran iglesia dedicada a san Nicolás. El edificio consta de un elevadísimo crucero, cuya altura se enfatiza aún más con los esbeltísimos ábsides. El edificio, que iba cubierto de madera sufrirá una gran transformación al abovedarse con aristas las naves laterales y disponer, sobre ellas, una tribuna. Edificios, como las catedrales de Bari, Trani y Bitonto, imitarán aspectos parciales de este monumento.
La escultura, salvo la obra excepcional de la cátedra episcopal de San Nicolás, es una síntesis de las experiencias practicadas en otras regiones italianas. El aspecto formal de la cátedra responde a modelos conocidos del XI, la diferencia reside en la actitud expresiva de los atlantes. Difícilmente se puede aceptar que la fecha de 1105 pueda corresponderse con una escultura capaz de dotar a sus imágenes de sentimientos humanos.
La arquitectura siciliana, como fruto de experiencias bizantinas, islámicas y románicas, presenta formas exóticas que en algunos aspectos resulta difícil poder clasificarlas como románicas. La iglesia del conjunto palatino de Monreale es un vastísimo edificio de 102 metros de largo, perfectamente dividido en tres espacios: fachada torreada con nártex, tres naves de esbeltas columnas y arcos apuntados, y un enorme transepto al que se abren tres ábsides semicirculares. El tipo de presbiterio, así como los elementos de la fachada, remiten a la arquitectura europea. Los temas decorativos, arcos entrecruzados y motivos cerámicos, son de raíz islámica. Los mosaicos responden a la más estricta estética bizantina.
En el claustro nos encontramos con una serie de 228 capiteles que son un espléndido muestrario de la iconografía más variada. Temas profanos, sucesos de la historia contemporánea del monumento, construido por Guillermo II entre 1175 y 1185, y un ciclo neotestamentario. Su estilo coincide con la escultura tardía del sur de Francia, aunque no faltan influjos de la plástica bizantina. El capitel que representa el sacrificio de Mitra es una verdadera obra maestra de la escultura tardorrománica.